22/5/08

HACIENDO AGUA, por Mitzuca Chinycó

El océano Atlántico, el río Amazonas y el lago Titicaca masticaban sus horas de ocio saboreando algunas lluvias pasajeras en la barra del petit café “Eau de toilette”, establecimiento que se encuentra en el corazón de una ciudad sin nombre, a la orilla del tiempo y bajo la mirada incierta de un dios soñador. Incansables borrachines, discutían de los más diversos temas: filosofía, metafísica, genética embrionaria, circuncisión tribal y por supuesto...

Océano Atlántico: –...entonces le dije a la muy zorra: “¡Vete al demonio, Niágara! Por lo que a mí respecta, tú y esa ramera de la triple frontera pueden tirarse a un precipicio”. Andaban paseando con Iguazú, las muy coquetas, agarraditas de la mano y todo. ¡Daban ganas de construir un dique allí mismo!
Amazonas: –¿No crees que fuiste demasiado lejos?
O.A.: –¡Ni me lo recuerdes! Las seguí cual patético faldero durante una hora completa. Al final se dieron la vuelta -¡sabían que estaba allí, maldita sea!- se rieron en mi cara y se metieron donde el estúpido de Pacífico. ¡El muy maricotas! Siempre sonriendo, siempre portándose bien, soplando suavecito, al puro oleaje calmo y constantes corrientes cálidas. ¡Le arrancaría la Polinesia entera!
Amazonas: –¡Tú lo has dicho, maremoto! Y luego, cuando vas a rendirle cuentas, te mira con esa cara de inocente bobalicón que te dan ganas de vomitarle encima todos tus desechos tóxicos.
Titicaca: –¡Y las latas de gaseosa también!
O.A. (mirando al Amazonas con cara de “ya me ocupo yo”): –Titi, querido amigo, las latas de gaseosa pertenecen al grupo de los desechos tóxicos. Tú eres aún muy dulce y pequeño para entender a fondo estas cuestiones. Pero no te preocupes; muy pronto a ti también te van a contaminar.
Amazonas: -¡Y entonces, mi querido amigo, te saldrá fuego por el culo! ¡Ja ja, ja!
O.A.: -Déjalo ya, maremoto; que si lo seguimos asustando será pura mierda lo que le salga por ese culo. ¡Ahhh, ja, ja!
Amazonas: -¡Sí, pura mierda, como la que le sale ahora por la boca! “Y las latas de gaseosa tambieeen”. ¡Jua, jua, jua! (secándose las lágrimas) Me matas, muchacho.

A Titicaca parecía no causarle mucha gracia.

O.A.: -Es una broma, Titi, no te me ofusques. Mírame a mí, maremoto: acabo de ser humillado por dos histéricas y engreídas cataratas y lo peor de todo es que –aunque no le encuentres sentido- sigo enamorado de una de ellas. ¡Maldita perra si lo serás, Niagara! (lloriqueos apasionados)
Amazonas: -Calma, compadre, cálmate por favor. No tiene nada de malo ser un chico sensible.
O.A.: -Tu lo dices porque no eres el que está llorando como bebé sin mamadera.
Amazonas: -En eso tienes razón.
Titicaca: -Pero, vamos a ver: ¿cuando se ha visto que un océano tenga que ser de piedra?
Amazonas: -El charquito habla con sabiduría.
Titicaca: -¡Oye, tú!
Amazonas: -Venga pues, mis maremotos. Dejemos atrás estos tristes temas con un brindis por las chicas y el fin del mundo.
Los tres: -¡Por las chicas y el fin del mundo!
Amazonas: -¡Eso es, cabrones! A ver, cantinero. ¡Otra ronda de frescas nubes para mí y mis maremotos! Esta vez la pago yo.

No hay comentarios: