20/6/08

LA ENTREVISTA, por Niko Gadda Thompson (parte I)

Jingle de apertura del programa de Larry Queen

Larry Queen: -Buenas noches, planeta tierra. Bienvenidos a este nuevo ciclo de entrevistas alucinógenas. En nuestro primer experimento tenemos hoy con nosotros a dos personajes inclasificables. Dos huracanes del siglo XX que han sobrevivido hasta nuestros días a fuerza de “yogurt descremado y mucho sexo”, respectivamente. Se trata de los señores Vincent Von Sritsen y Mitzuca Chinycó, ¿lo dije bien?

Vincent Von Streitsen: -Eh… es Von Streit…

L.Q.: -Parecen sacados de la mente de algún jóven perturbado por las drogas. Sin ofender, claro.

Mitzuca Chinýcó: -Para nada, Larry. Estamos bien acostumbrados a esas y peores metáforas.

L. Q.: -Fantástico, entonces. Como les decía, hoy tenemos aquí con nosotros al señor Mitzuca Chinycó...


Mitzuca de niño, Mongolia (1945)

Mitzuca (señalándose con el dedo): -Ese soy yo.

L. Q.: -Y… a su agradable compañero. Dos de los personajes más insólitos que he tenido el gusto de entrevistar y que se han reunido hoy aquí después de no haberse visto las caras desde que un amigo en común organizara la Orgy Fest 2005 en una escondida mansión de la costa Canaria.

Vincent: -Estuvo aceptablemente bien. Aunque demasiada lujuria desenfrenada para mi gusto. Soy hombre de insulsas ocurrencias sexuales, me temo. Las excentricidades del género se las dejo a mi colega.

Mitzuca: -Podría entretener al público durante horas con mis locas anécdotas de alcoba si no me vipearan la vos cada vez que digo alguna put…VIP!

L.Q.: -¡Tal vez en otra ocasión, mi querido “Casanouva” (risas impuestas al auditorio)! Por el momento nuestra audiencia está muy interesada en ustedes mismos y sus, seguramente, fascinantes historias de vida.

Mitzuca: -Por supuesto, Larry. Lo que tú y tus asesores digan. Hablemos de nuestras vidas. ¿Qué quiere vuestra distinguida audiencia saber de estos dos altivos perdedores?

Vincent: -Sí, dinos Larry. ¿Por dónde quieres que empecemos? Siempre es interesante empezar por el final, ¿no lo crees? Ayer fui al proctólogo a que me hagan el chequeo semanal y después comí un helado de frambuesa sentado en un banquito a la orilla del mar.


Vincent en sus años mozos (Uganda, 1969)

Mitzuca: -Yo, por mi parte, fui un mar de frambuesa por una semana hasta que me acordé de chequear al proctólogo en la orilla de mi helado.

L. Q.: -¡Ya lo creo que sí, muchacho! Según me han dicho, contigo cualquier cosa es posible.

Mitzuca: -Cualquier cosa menos salir de copas con un contador, mi querido Larry. Son los tíos más aburridos que he conocido.

L.Q.: -Según mis archivos usted nació en Kyoto en el año 1936.

Mitzuca: -Sus archivos no mienten.

L.Q.: -Bien, y aquí dice también que su madre era florista y que su padre era… ¿un kamikaze?

Mitzuca: -Así le decimos en Japón a la gente que se sube a un avión, lo despega, revolotea un rato y luego se estrella contra algún objetivo enemigo. Mi padre fue un kamikaze. Una vez, pero lo fue.


Naruto Chinycó, padre de Mitzuca

L. Q.: -¡Increíble! Debió haber sido muy duro para su madre mantener sola a un niño tan revoltoso como me asegurans que lo era.

Mitzuca: -Insoportable, mi estimado Larry. Y mi madre era una santa, la pobre mujer; jamás me levantó la mano en vano.

L. Q.: -Y usted, Vincent, proviene de Ámsterdam y nació tres años antes que su amigo.

Vincent: -Correcto.

L. Q.: -Y al parecer también tuvo una infancia difícil. Según lo que dice en mi libreta, usted vivió en un castillo… ¿embrujado?

Vincent: -¡Esas son calumnias que nunca nadie me permite aclarar! El castillo no estaba embrujado. ¡Por Dios, a quién se le ocurre semejante superchería! El castillo, sencillamente, estaba poseído.

L.Q.: -Poseído.

Vincent: -Correcto. Lo habitaban tres espíritus siniestros; tres almas melancólicas que vagaban por los pasillos llorando penas olvidadas y me asustaban sin piedad de una a tres de la mañana.


Joseph Von Streitsen -padre de Vincent- siendo sorprendido por Dimitrius, uno de los espectros mencionados.

L. Q.: -¡Fascinante! Y díganme, muchachos, ¿cómo fue que ustedes dos se conocieron?

Mitzuca: -Primero que nada, Larry, quiero que sepas que nos conocimos el mismo día.

L. Q.: -¿El mismo día, dices?

Mitzuca: -Aunque te cueste creerlo. Sucedió en un congreso de literatura en el año 1977 en la ciudad de Buenos Aires, más concretamente en el Hospital Anchorena.

L.Q.: -¿En el hospital Anchore… en un hospital?

Vincent (miradita cómplice a Mitzuca): -Así es, Larry. Por aquellos años se estilaba organizar congresos de literatura en los hospitales estatales de la capital.

L.Q.: -¡Lo escucho y no lo creo (un “ooohhh…” del auditorio poco convincente)! De todas formas los hispanos siempre me han parecido un tanto incoherentes. ¡Pero parece, amigos, que es momento de una pausa! En seguida regresamos con más de la vida de este divertido dúo de lunáticos desquiciados.

Mitzuca: -¡Claro que sí, amigos! ¡Y si cambian de canal, olvídense del sexo anal!

Vincent: -¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Eres un cabrón, Mituzca.

L.Q.: -Je, je… Ya volvemos. (Señores, por favor no deben hablar después de que…

Jingle de cierre de bloque del programa de Larry

Continuará…

Aclaración impostergable: ¡Un saludo enorme a los ilustres contadores! Serán todo lo “aburridos” que Mitzuca diga, pero seguro tienen un gran sentido del humor. ¡A qué sí!

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